1.- El análisis en torno a posibles modificaciones a la legislación militar ya está en la mesa de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), instancia de vaivenes y amargas decisiones en lo que respecta a la disección del comportamiento de las fuerzas armadas dentro y fuera de la guerra calderonista contra las drogas.
2.- Decena se organizaciones civiles dentro y fuera del país presionan para que la Corte dé el primer paso que derive en una probable reforma al sector militar, olvidado, dejado de lado, nunca considerado en ninguno de los fallidos proyectos de transición a la democracia que convulsiona a México hace unos dos o trece años.
3.- Lo que se analice y resuelva en la SCJN deberá transformarse en el corto o mediano plazo en una verdadera agenda de propuestas y aportaciones de la sociedad civil, de los políticos y militares (en activo o en el retiro) en pro de la transformación de las fuerzas armadas, sometidas absurdamente a un desgaste que las fractura a partir de una pseudo estrategia antinarco que inició sin rumbo ni mando claros.
4.- Hoy, los agravios contra las fuerzas armadas (ejecuciones a golpes, patadas y marrazos videograbadas y difundidas sin recato y con lujo de violencia y afectación y dolor para los familiares de los militares muertos), y los cometidos por elementos de la Marina (léase caso Coahuila, caso Tamaulipas), del Ejército y Fuerza Aérea (caso Jethro Ramsés Sánchez, en Cuernavaca, Morelos), se han convertido en la medida de una dinámica bipolar en al que se exige justicia y se demandan sanciones graves para castigar el abuso castrense, pero se deja de lado el uso bélico para suplir a corporaciones policiacas diezmadas por la corrupción y la impreparación.
5.- En poco más de 30 años de lucha antidrogas (1976-2007), el Ejército, la Fuerza Aérea y la Marina perdieron a 522 elementos en diversas acciones contra cárteles de la droga.
Los números de la Sedena indican que para finales del 2007, las fuerzas armadas y las familias de estos militares sufrieron la pérdida de 17 integrantes: 1 Jefe (Teniente Coronel de Infantería Antioco Hernández Morales); 4 Oficiales (Tte. de Infantería, Semei Alexander Ruiz Salinas; Teniente, Fuerza Aérea Piloto Aviador, Orlando González Arellano; Teniente de Infantería, Antonio Chino Ventura; Subteniente, Fuerza Aérea Piloto Aviador, Juan Manuel Romero Durán; y 12 de Tropa (Sgto. 2/o. Inf. Humberto Ruiz Hernández; Sgto. 2/o. Cond. Agustín Moisés Salazar Mejia; Cabo de Inf. Armando Valentín Aguilar; Cabo de Inf. César Noé Crisóstomo García; Cabo Cond. Israel Téllez Villanueva; Cabo Esc. Francisco Júpiter Carrillo Cornejo; Cabo Snd, Matías Cortés Ruiz; Sld. Inf. Honorio Cruz Ríos; Sld. Inf. Víctor Hugo Balanzar Pérez; Sld. Trans, José Manuel Ramos Monroy; Sld. P.M. Francisco Javier Romero Mata; Sld. Int. Nery Gamboa Ventura)
El recuento de la Defensa Nacional indicaba en 2007 que en Operaciones Contra el Narcotráfico habían fallecido en esos 31 años de combate, 2 Generales, 13 Jefes, 94 Oficiales y 413 de Tropa.
6.- En los casi cinco años de gobierno calderonista se han registrado cerca de 250 decesos de militares y marinos, prácticamente la mitad de lo ocurrido en toda la historia oficial de lucha antidrogas encabezada en diversa etapas por las fuerzas armadas.
7.- El gobierno panista de Vicente Fox desmanteló los principales órganos de inteligencia del país, especialmente el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), en aras de refundar esta parte esencial de la agenda de seguridad nacional. Erró al máximo y abrió la puerta a la penetración del crimen organizado y el desorden institucional para enfrentarlo.
8.- Felipe Calderón inició una guerra sin conocer al enemigo a fondo, buscado una legitimación que las urnas dejaron en suspenso y enviando a las fuerzas armadas (mal equipadas, deficientemente entrenadas y sin una agenda de cambios urgentes y a fondo) a chocar no solo con el narco, sino también con la población civil, pese a los cientos de pláticas, cursos y diplomados en Derechos Humanos que se le han impartido a todo el personal militar.
9.- Ahora, los caminos entre las fuerzas armadas y la sociedad civil están minados por los excesos de la tropa y sus jefes y por la indiferencia o la enorme falta de información sobre lo ocurrido a los militares mexicanos.
El desfase entre los planes y la estrategia, entre las supuestas metas y lo logros verdaderos para enfrentar al narco están a la orden del día. El discurso oficial sólo logra controvertirse y chocar con la realidad o bien, fracasar en su decálogo de bolsillo para explicar los mitos en torno a la rampante guerra contra las drogas.
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