viernes, 10 de junio de 2011

De Tijuana a Zumpango


PLAZA PÚBLICA

Miguel Ángel Granados Chapa

Jorge Hank Rhon está preso en Tecate, no lejos de su domicilio en Tijuana. A diferencia de lo ocurrido a los alcaldes y funcionarios de Michoacán detenidos en mayo de 2009 y trasladados a Nayarit, al ex alcalde de Tijuana se le concedió el beneficio de devolverlo a las proximidades de su lugar de residencia. Allí espera, políticamente solo, que se determine si es sometido a proceso o se le deja en libertad.

Salvo un comentario de Humberto Moreira, que no ha vuelto a abordar el tema, en que habló de cacería de brujas, ningún priista de relieve ha vuelto a mencionar a Hank, como si no constituyera la presencia priista más fuerte en un estado que ha tenido gobiernos panistas desde hace 22 años. Los alcaldes priistas de toda la entidad no guardaron silencio sobre el tema, pero lo abordaron como si se tratara sólo de una familia afectada por la intromisión ilegal de autoridades en la privacidad hogareña, y demandando que no se repita un acto de esa naturaleza.

El mensaje de los presidentes municipales bajacalifornianos recuerda uno de los factores políticos de la prisión de Hank que no pueden ser soslayados. Baja California tiene sólo cinco municipios: los cinco están hoy gobernados por el PRI. Ese resultado, cumplido en 2010, fue remanente del desastre electoral padecido por el PAN en 2009, cuando perdió el gobierno de importantes enclaves en diversas entidades del país. El gobierno estatal panista se halla en tensión permanente, cuando no en conflicto, con los gobiernos municipales priistas. Y aunque muchos miembros de ese partido deploren ser correligionarios de Hank, ninguno hace el feo a sus aportaciones pecuniarias, que le dan poder.

El poder de Hank se muestra asimismo en el Estado de México. Aunque su hermano Carlos fue sometido por el aparato que entonces operaba Arturo Montiel para imponer en 2005 la candidatura de Enrique Peña Nieto, el vínculo de éste con Jorge Hank está vigente. Lo muestra la participación en la campaña de Eruviel Ávila de amigos suyos, o personas que han sido sus colaboradores, en sus negocios o en la función pública, cuando fue alcalde de Tijuana. Avergonzado por la captura del hijo del célebre profesor, el omnipresente Luis Videgaray, líder priista en el Estado de México y coordinador de la campaña de Ávila, negó el sábado que hubiera apoyo de Hank al ex alcalde de Ecatepec.

Pretendió ocultar el sol con un dedo. La delegación tijuanense en el Estado de México cuenta con su propia página en la red donde se narra un encuentro del Grupo de los 33, como se conoce a los tijuanenses en el Estado de México, con Videgaray. Los coordinadores de aquella brigada, Mario Madrigal Magaña, Luis Javier Algorri Franco y el diputado federal Eduardo Ledesma "se reunieron con el dirigente del PRI y coordinador de la campaña, Luis Videgaray, quien de manera expresa solicitó el apoyo de los bajacalifornianos". En ese sitio se puede hallar también la sonrisa de Ledesma y Videgaray, así como la del propio Ávila, acaso cuando acordaron la colaboración norteña en la campaña mexiquense (Reforma, 8 de junio).

Madrigal Magaña es un líder sindical. Al acrecentar su participación en la industria del juego, Hank fue previsor y construyó su propio sindicato, tan blanco que los dirigentes actúan en política a las órdenes de su patrón. Se trata del Sindicato Nacional de Trabajadores Operadores de Libros y Establecimientos de Diversión, Hoteles, Restaurantes y Comunicaciones. Por su parte, Algorri fue secretario de Seguridad Pública de Hank en el ayuntamiento de Tijuana, puesto en entredicho por su sucesor en el cargo, el también polémico Julián Leyzaola, quien lo acusó, sin formalizar nunca la denuncia, de haber promovido la corrupción en la policía tijuanense. Ledesma, diputado por el Partido Verde, mantiene una liga tan cercana a Hank que con él cortó el listón de un casino en Ensenada en julio pasado.

Me pregunto, y los candidatos opositores debieron inquirir sobre el asunto al candidato priista en el debate de anteanoche, si la presencia tijuanense se limita a asegurar el triunfo de Ávila en el municipio de Zumpango, donde gobierna el PAN. Me pregunto si se escogió esa municipalidad, limítrofe con el estado de Hidalgo y que no cuenta entre las más pobladas del Edomex para que pudiera trabajar en discreción en tareas que requieren mayor sigilo, como la introducción de recursos ilegales a la campaña en todo el estado. Eso explicaría el apresuramiento de Videgaray en negar la presencia de Jorge Hank en la campaña, para alejar la luz del interés público sobre una participación que es menor. Los dineros que eventualmente hiciera ingresar la delegación hankista pueden provenir de la fortuna personal del ex alcalde de Tijuana o de otras fuentes en las que se interesa la agencia norteamericana contra las drogas, la DEA.

Fue llamativo en el debate de los candidatos a la gubernatura el silenciamiento del tema. No lo abordó ninguno de los candidatos ni lo planteó el conductor del panel, el periodista Carlos Puig. Si se convino expresamente en omitir el asunto, se incurrió en una ofensa a los televidentes, al electorado en general. Todavía puede ser averiguado -mediante solicitud expresa ante la autoridad electoral- si la delegación tijuanense aspira al magro objetivo de hacer que Zumpango vote por el PRI, o si la animan propósitos de más largo alcance. Si esto último correspondiera a la verdad, el hecho contribuiría a explicar el encarcelamiento de Hank y traería consecuencias a la campaña mexiquense.


Cajón de sastre

Al concluir su recorrido por un camino sembrado de dolor (que se avivó en localidades tocadas por el trayecto, como Torreón, Monterrey y Morelia, donde la muerte asomó como para intimidar a los pacifistas) la Caravana del consuelo se convertirá hoy en movimiento que demande la firma del Pacto Nacional por la Paz con Justicia y Dignidad, cuya primera firma ha de ser la de Javier Sicilia, a la que seguirán las de muchos otros grupos civiles y personas lastimadas por el asesinato o desaparición de algún ser querido. La geografía de la violencia, que quiso ser abarcada por la ruta seguida por el pacifismo mexicano, es mucho mayor y sus confines se expanden cada día que pasa, lo cual sobradamente justifica el propósito de esta movilización, que hizo visibles multitud de violaciones a derechos humanos que permanecían silenciadas.

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