- Carlos Coria Rivas (Excélsior)
- 13-Abril-2011
La disputa entre grupos rivales por el territorio provocó que los pobladores de Jicamórachi, Chihuahua, abandonaran sus casas
CHIHUAHUA.- La lucha mortal entre dos familias dedicadas al narcotráfico en un pueblo serrano de la entidad hizo huir a los habitantes de Jicamórachi, ya que el enfrentamiento armado entre ellos ha dejado un saldo de varios muertos, algunos desaparecidos, seis viviendas incendiadas y 14 vehículos de reciente modelo dañados.
Esta lucha entre los cárteles de la droga llegó a un punto crítico en esta pequeña comunidad, enclavada en lo más profundo de la sierra tarahumara en el municipio de Uruachi, de no más de 200 habitantes y que se encuentra a 12 horas al noroeste de la capital del estado.
Incluso, el templo cristiano fue destruido casi en su totalidad. Hasta el cierre de esta edición, la Fiscalía Estatal detectó que el problema es entre dos familias, una de apellido Erives, los cuales iniciaron este enfrentamiento armado el pasado 26 de marzo, cuando en una fiesta murieron cuatro de la familia contraria.
En venganza, uno de los grupos regresó al poblado los días 1 y 9 de este mes de abril, quemando seis viviendas de la familia Erives y 10 vehículos de reciente modelo, según informó la Fiscalía en un comunicado.
Los pocos habitantes que no se dedican a labores del narcotráfico han tenido que huir y se han refugiado en cuevas de la sierra, incluidos los policías, las autoridades seccionales y maestros de la única escuela primaria que hay en la localidad.
Para llegar al municipio de Uruachi desde la ciudad de Chihuahua, hay que recorrer seis horas en una vieja y sinuosa carretera, pero para alcanzar el poblado de Jicamórachi hay que transitar otras seis u ocho horas por caminos de terracería y brechas.
Este poblado ha sido utilizado desde años atrás por grupos locales de narcotraficantes para la siembra y trasiego de mariguana y amapola, ya que es una amplia zona de bosque espeso, ideal para la siembra de droga, pero también hay varias pistas clandestinas donde bajan avionetas para transportar la carga.
Sin embargo, desde el pasado 26 de marzo la situación se tornó crítica al darse un enfrentamiento armado entre bandas rivales de narcotraficantes, que dejó un saldo de cuatro hombres muertos.
El vocero de la Fiscalía Estatal, Carlos González, dijo que este enfrentamiento y la quema de seis viviendas es lo único que puede confirmar, dado que la comunicación es lenta por lo alejado de la comunidad.
Maestros, mujeres y niños ajenos a la lucha entre narcos han denunciado esta situación, pero los delincuentes tienen el control pleno de la zona y atemorizadas a las autoridades municipales, por lo que no los han detenido.
Militares en la zona Luego que el fin de semana estos enfrentamientos los obligaron a dejar sus viviendas y refugiarse en la sierra, las autoridades estatales y militares enviaron pelotones para vigilar la zona y detener a los delincuentes, pero hasta ayer no han tenido ningún resultado, por lo que los pobladores no han bajado de la sierra.
Se informó por parte de la Fiscalía General que la Zona Militar número 42 tenía la denuncia y tanto ellos como quienes se encuentran destacamentados en el Segundo Batallón de Infantería, se coordinaron para investigar los hechos, sin embargo, ayer aún no tenían noticias de lo que sucede en el poblado, así lo informaron los oficiales de turno.
Radiodifusoras de la región noroeste de Chihuahua, que se ubican a ocho horas de este municipio, han transmitido el llamado de auxilio de los habitantes a través de llamadas telefónicas que hacen familiares cercanos.
Estos mensajes que se hacen a través de éste que es el único medio de comunicación de la región, indican que los habitantes dejaron Jicamórachi, municipio de Uruachi, a donde llegaron alrededor de 15 camionetas de la Policía Única, aseguran habitantes del poblado.
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