jueves, 16 de septiembre de 2010

El Bicentenario: las profecías del general Mier y Terán

La Razón

Julián Andrade


México cumplió 200 años del inicio de la Independencia. En términos estrictos, el festejo como nación soberana tendríamos que hacerlo en el 2021, el 27 de septiembre, un par de siglos después de que Agustín de Iturbide y el virrey O’Donojú firmaran la carta de emancipación de estas tierras.

La fecha de celebración tiene que ver más con nuestros prejuicios que con la cronología de la historia. Da igual, de todas formas, porque los festejos los debemos centrar en lo que fuimos, somos y podemos ser como país.

Hoy pasamos un mal momento. Eso es evidente en dos indicadores: economía y seguridad. Sin embargo, haciendo cuentas, México es un mejor país de lo que fue en el pasado.

Los avances son notables. Salomón Chervtorivski recordaba: “La esperanza de vida al nacer en 1810 era 20 años, en 1910 27 años hoy es casi de 76 años”.

Costó lograr la separación de la Iglesia del Estado, y ahora tenemos leyes liberales que hace apenas unas décadas podían parecer impensables. Somos una democracia. Las elecciones de 2006 demostraron, aunque por momentos se olvide, que tenemos una buena fortaleza institucional en esos temas, aunque por momentos algunos parezcan dispuestos a desmontar todo lo logrado.

Contamos con unas fuerzas armadas profesionales y que han servido con su prudencia al fortalecimiento de la pluralidad democrática. Por algo son una de las instituciones más confiables, aunque ahora estén sometidos a una presión inmensa y delicada.

Quizá uno de los problemas que ahora nos aquejan, es que se ha perdido una visión de grandeza. En el pasado se lograron grandes obras y se establecieron buena parte de los cimientos que hicieron posible el México actual.

Fue una tarea ardua el establecer un sentimiento nacional y el darle sentido a la idea de México.

Cuando se firmó el acta de Independencia lo único que generaba cierta cohesión era la religión católica. Vamos, ni el idioma era un factor de unidad.

Buena parte del territorio estaba deshabitada o, peor aún, dejada a su suerte, con las consecuencias que tendrían su reflejo más nítido en lo que ocurrió en Texas.

El presidente Guadalupe Victoria le encargó, en 1827, al general Manuel Mier y Terán el realizar una expedición para establecer con claridad los límites fronterizos con Estados Unidos.

La Comisión de Límites se llamó a la encomienda. Mier y Terán escribió a manera de diario lo que encontró en su viaje y no eran buenas noticias para el futuro del país. En el extremo más al norte, en Nacogdoches, “los mexicanos de este pueblo forman lo que se llama en todas partes la clase ínfima, la más pobre y la más ignorante”.

Esta idea generaba problemas con los colonos extranjeros y Mier advirtió que tarde o temprano esta situación “pondría en problemas a la federación”.

Para ese momento uno de los pueblos más pujantes era la colonia de Austin, fundada por Moisés en 1819 y dirigida en los años veinte por Esteban Austin, su hijo.

En buena medida fue una voz que clamó en el desierto y que supo que el país podría desmoronarse en cualquier momento.

El general Mier es reflejo de la generación que tuvo que enfrentar la urgencia de construir una nación.

Hace años leí los diarios del general Mier, compilados en Crónica de Tejas, diario de viaje de la comisión de límites, publicado en 1988.

Me parece que en estos días de celebraciones patrias puede servir para recordarnos el alto costo que puede tener la falta de unidad y solidaridad.

El texto del general Mier es un recuento puntual de un territorio alejado de la metrópoli, pero también un relato triste de un militar que supo adelantarse a lo que estaba por ocurrir.

Años antes, Fray Servando Teresa de Mier, también advertiría sobre el federalismo radical y sus consecuencias.

Una moraleja sin duda ruda, en un momento, el actual, en que una parte de las soluciones a los problemas que aquejan al país tiene que ver con la posibilidad de acuerdos entre el gobierno federal y los locales. No es fácil el cambiar las coordenadas para poner por encima el interés del país, no es sencillo pero otros ya lo hicieron y al menos desde hace 200 años, que es justo lo que ahora conmemoramos.

julian.andrade@razon.com.mx

Twitter: @jandradej

No hay comentarios: