viernes, 2 de julio de 2010

¿REGRESO A LA PAX MAFIOSA?

El Semanario, Opinion

Como si la frontera con México no fuera ya zona de guerra, el asesinato del candidato priísta a la gubernatura de Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú, atribuido por Felipe Calderón al “crimen organizado”, recrudeció temores sobre la “colombianización” de México. “Este asesinato, en un lugar público, sin temor a las consecuencias, demuestra que México ha tomado un paso más hacia la descomposición social que vivió Colombia”, dijo Douglas Farah, corresponsal de The Washington Post en el país andino durante los brutales años de la narcoviolencia. “El objetivo de los capos es aterrorizar, mostrar que son el verdadero poder y, de ser el caso, eliminar líderes con otras lealtades”.

Douglas explicó que la ejecución de líderes políticos conlleva un claro mensaje: “Nadie te puede proteger: ni tus guardaespaldas, ni tu cártel (si es que está vinculado a uno), ni el Estado. Es un mensaje muy fuerte”. ¿Se busca forzar a la clase política a pactar? “Me parece lo más lógico. Han demostrado que pueden tocar a quien quieran. La opción clara para los políticos es aceptar que no se pueden defender y buscar un arreglo”. El primer homicidio político de mayor envergadura desde el asesinato de Luis Donaldo Colosio en 1994 marca un nuevo hito en la inseguridad que vive México, desde que Calderón lanzó su estrategia fallida contra la delincuencia organizada. La emboscada contra Torre reforzó el consenso en EU de que lo peor está por venir. “No es que yo quiero que la situación empeore –aclaró Douglas--, pero sí creo que habrá más violencia”.

El hoy experto sobre crimen organizado y lavado de dinero recordó que después de que los capos colombianos mataron a Luis Carlos Galán, candidato presidencial del partido liberal, en 1989, volaron un avión y pusieron bombas en las principales ciudades, la gente reclamó un arreglo político que derivó en la entrega de Pablo Escobar, el líder del cártel de Medellín, que pasó a vivir en una “cárcel” de lujo, con prostíbulo, canchas de fútbol, chef exclusivo, etc. ¿En México también buscan una negociación? “Creo que los narcos mexicanos buscan algo un poco menos ambicioso: la oportunidad de hacer negocios sin que el Estado los moleste”. Buscan el regreso a la pax mafiosa, para usar el término acuñado por The New Yorker.

¿Y EU, QUÉ?

Pese a que el asesinato de Torre, acaecido a unos cuantos kilómetros de la frontera con Texas, generó alarma dentro del gobierno de Barack Obama, el Departamento de Estado cuidó las formas limitándose a leer una lacónica declaración en la que “lamenta” la pérdida de vidas y “deplora la violencia”. Al día siguiente, en la rueda de prensa diaria, el portavoz subió el volumen y expresó “consternación”.

Pero, ante el temor de mayor violencia en las elecciones del 4 de julio, que coinciden con las celebraciones del Día de la Independencia en EU, los departamentos de Estado y de Seguridad Interna convocaron a una reunión de emergencia para revisar sus medidas de prevención. Un funcionario informó que los consulados en Nuevo Laredo y Matamoros pospusieron las celebraciones del 4 de julio, “debido, en parte, al homicidio”.

La dependencia a cargo de la diplomacia de Obama dijo que espera que las elecciones “sean libres, transparentes y pacíficas”. Algunos analistas desestiman que el blanco de la violencia sea abortar el proceso democrático. Eric Olson, experto sobre temas de seguridad del Instituto México del Wilson Center, consideró que a los cárteles les importa poco el tipo de gobierno que tengan los países, por lo que tachó de exageración asumir que el blanco sea la democracia.

Olson señaló que EU “carga una gran responsabilidad” por la violencia en México, pero dijo que es difícil saber qué hacer –además de reducir el consumo, y frenar el tráfico de arma y efectivo– debido a las “sensibilidades mexicanas” que obligan a EU asumir un “papel secundario”. Douglas coincidió en que EU no puede hacer mucho más. “No puede proteger a los políticos mexicanos, no puede establecer presencia del Estado en México y no puede investigar asesinatos. Cualquier cosa sería vista como injerencia en los asuntos internos”.

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